viernes, 28 de febrero de 2014

El tocón traicionero

Un campesino encontró en el bosque un viejo pastor pastor desconocido. Se pusieron a charlar. El viejo pastor miró al campesino con atención y le dijo:

En este bosque yo sé que hay un toconcito maravilloso. En caso de necesidad ayuda mucho.

¡Cómo que ayuda! ¿Acaso cura algo?
Curar no cura, pero duplica el dinero. Si pones debajo de él la cartera con dinero , cuentas hasta cien, y listo: el dinero que había en la cartera se ha duplicado.
Esta es la propiedad que tiene. ¡Magnífico tocón!
¡Si pudiera probar! – exclamó soñador el campesino.
Es posible. ¡Cómo no! Pero hay que pagar.
¿Pagar? ¿A quién? ¿Mucho?
Hay que pagar al que indique el camino. Es decir, a mí en este caso.
Si va a ser mucho o poco es otra cuestión.

Empezaron a regatear. Al saber que el campesino llevaba consigo poco dinero, el viejo pastor se conformó con recibir un euro y 20 céntimos después de cada operación en que se duplicara el dinero. En eso quedaron.

El viejo pastor condujo al campesino a lo más profundo del bosque, lo llevó de un lado para otro y, por fin, encontró entre unas malezas un viejo tocón de haya cubierto de musgo. Tomando de manos del campesino su cartera, la escondió entre las raíces del tocón. Contaron hasta cien. El viejo pastor empezó a escudriñar y hurgar al pié del tronco y, al fin, sacó la cartera, entregándoselo al campesino.

Este miró el interior de la cartera y…, en efecto el dinero se había duplicado. Contó y dio al viejo pastor el euro y los veinte céntimos prometidos y le rogó que metiera por segunda vez el portamonedas bajo el tocón maravilloso.

Contaron de nuevo hasta cien; el viejo pastor se puso otra vez a hurgar en la maleza junto al tocón y de nuevo se realizó el milagro: el dinero del portamonedas se había duplicado. El viejo pastor recibió del campesino el euro y los 20 céntimos acordados.

Escondieron por tercera vez la cartera bajo el tocón. El dinero también se duplicó esta vez. Pero cuando el campesino hubo pagado al viejo pastor la remuneración prometida, en la cartera no quedó ni un solo céntimo. El pobre campesino había perdido en la combinación todo su dinero. No había ya nada que duplicar y el campesino, abatido, se retiró del bosque.

El secreto de la duplicación maravillosa del dinero, naturalmente, está claro para ustedes: no en balde el viejo, rebuscando la cartera, hurgaba en la maleza junto al tocón. Pero, ¿pueden ustedes indicar cuánto dinero tenía el campesino antes de los desdichados experimentos con el traicionero tocón?

3 comentarios:

  1. Al empezar tenía 1,05 €.

    La tercera vez que duplicó le quedó como resultado 1,20€. Es decir, duplicó 0,60€ (1,20:2). A esos 0,60€ hay que sumarle 1,20€ que le dio al pastor después de la segunda duplicación. Por lo que en la segunda duplicación obtuvo 1,80€ (1,20+0,60). Eso quiere decir que después de que el campesino le hubiera dado 1,20€ de la primera duplicación al pastor, tenía 0,90€. Si no le hubiera dado 1,20€ al pastor después de la primera duplicación, tendría 2,10€ (0,90+1,20). Por lo que, antes de empezar a duplicar tenía 1,05€ (2,10:2).

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  2. El campesino tenía al principio 1,05 E.
    La cartera del campesino contiene 1,05 E cuando el pastor la coloca por primera vez en el tocón. Cuando la recoge, el dinero se ha duplicado, ahora hay 2,10 E. El campesino paga 1,20 E al pastor, según lo convenido y le quedan 0,90 E que colocan de nuevo en el tocón.
    El dinero se dobla por segunda vez. El campesino recoge 1,80 E, da al pastor 1,20 E y le pide que una vez más coloque su cartera, que ahora contiene 0,60 E en el tocón.
    El dinero vuelve a doblarse, los 0,60 E se convierten en 1,20 E que es lo que el campesino debe pagar al pastor. Después de esto el campesino se queda sin dinero.

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    1. Muy bien las dos, he colgado los dos comentarios a la vez y los dos son válidos.

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